¡No te Emociones Demasiado! La Lección del Rey Amasías
La historia del Rey Amasías de Judá, que se encuentra en 2 Reyes 14 y 2 Crónicas 25, es un poderoso recordatorio de que el éxito pasado no garantiza el éxito futuro y de que la humildad es la corona más valiosa que un líder puede llevar.
La Victoria que Encendió la Arrogancia
Amasías comenzó su reinado con una hazaña impresionante. Se enfrentó al poderoso reino de Edom y logró una victoria decisiva. Su ejército derrotó a los edomitas en el Valle de la Sal y tomó su capital, Sela (la ciudad que luego él renombró Joctel, y que a menudo se identifica con la región de Petra o sus alrededores en la actual Jordania).
El triunfo fue espectacular. Amasías había vengado viejas afrentas y había asegurado una frontera vital. Estaba en la cima del mundo. Pero justo en ese momento de euforia, Amasías cometió el error clásico que anula grandes logros: se emocionó demasiado. Su éxito lo hizo perder la perspectiva y la razón.
La Caída de un Campeón Inflado
Creyendo que era invencible por su reciente victoria sobre Edom, Amasías decidió que su próximo objetivo era aún mayor: derrotar a Israel, el reino del norte, que en ese momento era liderado por el rey Joás.
Envió un mensaje imprudente y arrogante a Joás, desafiándolo a la batalla. La respuesta de Joás fue una burla, una parábola que le decía a Amasías: "Te sientes grande por vencer a los débiles edomitas; ahora, quédate en casa y no busques tu propia ruina".
Pero Amasías no escuchó. Su orgullo era más fuerte que la prudencia.
El resultado fue catastrófico:
Fue humillado: Israel no solo derrotó a Judá, sino que capturó a Amasías.
Perdió su tesoro: Los israelitas saquearon los tesoros del Templo y del palacio real.
Destruyeron su defensa: Derribaron una parte significativa de las murallas de Jerusalén.
La victoria de Amasías en Edom fue inmediatamente eclipsada por su desastrosa derrota contra Israel, todo por permitir que la euforia y el exceso de confianza dictaran su siguiente movimiento.
No Pierdas la Perspectiva
Nuestra vida es un campo de batallas y victorias constantes. Logras un ascenso, terminas un proyecto difícil, alcanzas una meta personal. ¡Es correcto celebrar! Pero la historia de Amasías nos enseña una lección crucial:
- Recuerda la Fuente de tu Fuerza: La victoria de Amasías vino después de un esfuerzo legítimo. Pero la verdadera fuerza no reside solo en la habilidad, sino en la humildad para evaluar objetivamente la próxima meta. No dejes que un éxito te haga creer que eres invulnerable.
- Evalúa el Próximo Desafío: Antes de lanzarte al siguiente reto (o de desafiar a tu "Israel"), toma un respiro. ¿Es este el momento adecuado? ¿Tienes los recursos necesarios? ¿O estás actuando solo impulsado por el ego de tu último logro?
- Mantente Humilde: La arrogancia ciega. Un paso en falso después de un gran éxito puede costarte mucho más de lo que ganaste.
Sé como un escalador de montañas: Celebra haber conquistado un pico, pero luego baja la guardia y planifica tu siguiente ruta con la misma seriedad y respeto, sabiendo que el desafio siempre es más grande que tú.
No te emociones demasiado. Tu mejor oportunidad está por venir, pero solo si lo abordas con humildad y estrategia.
Por Pastor Rammy Robles